Desde principios de año estamos viviendo una situación excepcional y complicada debido a la pandemia mundial, que ha provocado mucha incertidumbre, inquietud y ansiedad en el conjunto de la población.
Los más pequeños llevan un largo período sin ir a la escuela y sin hacer las actividades de ocio o extraescolares a las que están acostumbrados. Y aunque la mayoría de las familias han intentado establecer normas y llevar a cabo una serie de rutinas, planificar y organizar todos estos cambios han sido todo un desafío.
El verano ha servido para dejar las obligaciones y horarios de lado, poder descansar y desconectar de este año tan peculiar.
En pocos días empezará la vuelta al cole y la “nueva normalidad”, dos aspectos que pueden causar mucho estrés tanto a los niños/as como a sus padres y familiares. Retomar la rutina, madrugar, planificar el curso, tener en cuenta todas las medidas de seguridad, hacer deberes, reencontrarse con los compañeros y mantener las distancias, conocer a los nuevos profesores, etc. puede generar muchos nervios, intranquilidad y angustia.
Desde el Gobierno de Cataluña tanto la Consellera de Salud, Alba Vergés, como el Conseller de Educación, Josep Bargalló, han presentado estas últimas semanas detalles sobre como será esta nueva vuelta a las escuelas e institutos. Las medidas de seguridad propuestas serán entre otras: clases presenciales, grupos estables sin ratio, toma de temperatura, uso de mascarillas, desinfección, servicio de limpieza diaria, pruebas PCR, entradas y salidas escalonadas, etc. Pero la falta de información y de concreción en estas medidas está generando cierta indignación y desconcierto tanto a profesores como a familiares ante una vuelta a las escuelas bastante incierta. El miedo a esta nueva normalidad y la falta de información concreta son causa de estrés en la población. Las familias necesitan seguridad y confianza para poder empezar el curso con cierta tranquilidad y sosiego.
Además, como ya indicamos en el artículo confinamiento ¿y ahora qué? el fenómeno del Covid-19 está teniendo numerosas consecuencias en nuestro bienestar psicológico y emocional. De los estudios científicos que se están llevando a cabo actualmente sobre los efectos psicológicos de esta pandemia, nos parece especialmente impactante el de Orgilés et al. (2020) en el que se observa que el 89% de niños presentan alteraciones conductuales o emocionales como resultado del confinamiento. Según estos autores los aspectos que contribuyeron a ello fueron los malos hábitos: peor alimentación, alteraciones del sueño, abuso de pantallas, falta de rutinas, etc., así como otros aspectos estresantes y dolorosos como el distanciamiento físico de las personas próximas, pérdida de seres queridos, violencia en el ámbito familiar, interrupción de terapias y tratamientos de la salud, problemas económicos o incertidumbre sobre el futuro, entre los más destacados.
Tal y como indica UNICEF (2020), la pandemia y todas las medidas de contención están afectando significativamente a la vida de los niños/as y adolescentes, no sólo en su salud física y emocional, sino también a su desarrollo, su comportamiento, sus posibilidades de aprendizaje, a la seguridad económica de sus familias y a su nivel de protección frente a la violencia y el abuso. Aspectos que tal y como indica el secretario general de Naciones Unidas, “si no se abordan, podríamos tener que afrontar también una seria crisis en la salud mental”.
Aunque aun no hay respuestas evidentes sobre cuál será la afectación en los menores a medio y largo plazo, la experiencia en otras crisis humanitarias y situaciones de confinamiento, así como estudios recientes indican la especial vulnerabilidad que tienen estos menores, El estrés postraumático es cuatro veces mayor en los niños que han pasado una cuarentena, pudiendo desencadenarse hasta tres años más tarde (Sprang and Silman, 2013). También son más frecuentes en estos niños otros problemas psicológicos como trastornos del sueño, síntomas de ansiedad y depresión, autolesiones o dificultades de concentración.
Todas estas manifestaciones varían según la edad. En los más pequeños se observa más miedo a estar solos y a la oscuridad, pesadillas y terrores nocturnos. A nivel de conducta más rabietas o ansiedad por separación. También algunas regresiones y dificultades en la alimentación. En los niños de primaria, más irritabilidad, dificultades para dormir con un aumento de pesadillas y también dificultades en la alimentación. Son frecuentes los dolores de cabeza y de barriga. Conductualmente aparecen más problemas de comportamiento o por el contrario, un apego excesivo. A nivel social más retraimiento y a nivel familiar más conflictos entre hermanos por la atención de los padres. En los adolescentes, aparecen más síntomas físicos, alteraciones del sueño, del apetito y en el autocuidado. Aparece cierto aislamiento social y familiar, falta de energía, apatía y desatención sanitaria (UNICEF, 2020).
Pero además de todo ello, los estudios relacionados con crisis humanitarias también reflejan que la mayoría de niños/as y adolescentes tienen una alta capacidad de resiliencia ante acontecimientos estresantes y traumáticos, sin desarrollar problemas de salud mental a la larga. Asimismo, este aspecto no elude la necesidad de acompañar a los menores a expresar sus emociones y abordar todas las experiencias vividas durante el confinamiento. De forma que pueda detectarse cualquier signo o síntoma latente a fin de poderles ayudar a abordar y solventar el malestar que puedan estar viviendo. En este sentido, algunos estudios indican que los niños/as que han recibido apoyo y que mantienen sus rutinas y hábitos saludables, tienen más facilidad para recuperar su funcionamiento normal (Barlett, Griffin, and Thomson, 2020).
Atendiendo a todo este impacto, es importante paliar su efecto y prevenir en la medida de lo posible el sufrimiento debido a la pandemia. En el caso de observar sufrimiento en cualquier menor es muy importante acudir al psicólogo y pedir ayuda. En la situación excepcional que estamos viviendo, tenemos la responsabilidad de preservar al máximo la salud física de nuestros niños/as, pero también su salud psicológica y emocional.
Además para reducir todo este estrés os aconsejamos:
- El sueño y el descanso son indispensables. Se recomienda dormir un mínimo de 8 horas cada día. Acostarse y despertarse a la misma hora crea seguridad y tranquilidad. Si el niño/a le cuesta dormir podemos enseñarles métodos para relajarse.
- La organización es primordial para que el niño/a vaya cogiendo pequeños hábitos que le ayuden a orientarse. Mantener una rutina de actividades diarias (vestirse, lavarse dientes, ducharse, preparar la cartera, hacer deberes, jugar, etc.) es clave para un mayor bienestar emocional y psicológico.
- ¡Todos ayudamos! Hacer un calendario de tareas de convivencia, rutinas y hábitos que implique la colaboración de todos los miembros de la familia, desde los más pequeños hasta los más grandes, puede ayudar a fomentar nuestro bienestar y la relación con el resto de la familia
- Hábitos alimentarios. Los niños gastan mucha energía durante el día y una buena nutrición es importante. Una alimentación saludable y equilibrada debe incluir gran variedad de alimentos. Se recomienda realizar 5 comidas diarias y que no haya un intervalo de tiempo demasiado amplio entre comidas ni se suprima ninguna. Comer comida real, de temporada y lo más natural posible, evitar los ultraprocesados.
- Salud emocional. Es importante una actitud positiva. Si nosotros estamos estresados probablemente contagiamos estos nervios a nuestros hijos. También es importante crear una buena comunicación, escuchar al niño, preguntarle cómo se siente, contestar con sinceridad, entender lo que necesita… reforzará su autoestima y confianza, además fortalecerá los vínculos familiares.
- Acompañar al menor emocionalemente. Ayudarlo a que exprese como se siente ante todas las experiencias que está viviendo debido a las restricciones y contenciones relacionadas con el Covid-19.
- Contestar todas las preguntas e inquietudes del niño/a respecto la pandemia, generándole seguridad y tranquilidad. No hay que generars angustia pero tampoco despreocupación. El Covid es un peligro real y por ello debemos protegemos. Pero desde la serenidad.
- Entrenar y enseñar todas estas nuevas rutinas de seguridad desde la calma y no desde la ansiedad. Sobretodo la higiene; lavarse las manos después de cada actividad; uso correcto de la mascarilla; no ir a clase con síntomas; no compartir comida en los descansos; si se comparten juguetes desinfectar y lavar las manos al acabar, etc.
- Continuar con las actividades extraescolares, ya que son importantes siempre que le gusten y sirvan para mejorar su autoestima. Si necesita refuerzo escolar es importante buscar espacios donde se sienta cómodo, fomenten su motivación y le ayuden a gestionar sus emociones. Pero recuerde que los niños son niños y también necesitan momentos para jugar y desconectar.
Además os recomendamos algunas actividades para niños/as y adolescentes son:
- Taller de Educación Emocional y valores a través del juego. Se ofrece un taller para que los niños y niñas puedan gestionar sus emociones desde un espacio lúdico y divertido, donde se trabajan aspectos como aprender a poner y aceptar los límites, fomentar la confianza y autoestima, expresar, tomar conciencia y regular las propias emociones, fomentar las habilidades sociales y relaciones interpersonales y potenciar los valores como el respeto, tolerancia, bondad, empatía, perdón, etc.
- Mindfulness para niños: a través de estas sesiones prácticas, con dinámicas lúdicas y meditaciones podemos conseguir mejorar la capacidad para regular las emociones, reducir la tendencia a la rumiación, incrementar nuestra atención y memoria, disminuir la impulsividad y fomentar nuestra confianza y autoestima.
- Taller de pérdidas y duelo: este taller es de gran importancia en los tiempos en los que estamos vivendo. Tiene como objetivo tratar diferentes tipos de pérdidas, el duelo y las separaciones en la infancia con el fin de desarrollar sus habilidades emocionales y obtener más estrategias y herramientas para hacer frente a todos los problemas que se le presenten al niño/a.
- Espacio terapéutico: Es un espacio desarrollar habilidades para gestionar de forma más eficaz sus problemas, emociones y comportamiento disfuncionales, abordar conflictos internos, como pueden ser los miedos, inquietudes de los menores; o conflictos externos, como dificultades en la convivencia familiar, problemas de conducta, etc. La metodología utilizada se basa en integrar todas las dimensiones de la persona a partir de diferentes técnicas de intervención psicoterapéutica (juego, cuento, esculturas, dibujo, fantasía guiada) facilitando al niño o adolescente a expresar sus emociones, sentimientos y pensamientos.
Podéis consultar toda la información en nuestra página web www.cidie.es o bien contacta directamente con nosotros por telf. 937960916 o Whatsapp 690120402.